«Este reto lo haces por la afición y el club. Es una aventura distinta a las demás», señala el central
El vestuario del Badajoz 1905 se llena de ilustres. Marco Ortega va camino de cerrar el círculo de su espléndida trayectoria profesional en el mismo punto de partida donde la inició. Diecisiete años después de dejar con 19 la casa blanquinegra vuelve para enfundarse por primera vez la camiseta del primer equipo a los 36 años. «A mis conocidos se lo digo medio en broma, con 36 voy a debutar en el primer equipo. Cuando estaba en el Sub 19 entrenaba con el primer equipo, entonces dirigido por Boronat y Ortuondo, pero nunca llegué a jugar con el Badajoz. Siempre te puede llegar la oportunidad».
Marco Antonio Ortega Cotano (Llerena, 1976) tuvo su bautismo el día que Copito acarició el cielo y se convirtió en protagonista a nivel nacional con sus seis goles en Valencia de Alcántara. «Copito es un futbolista que ha jugado en categorías superiores y es muy conocido en el fútbol nacional. Sorprende que juegue a ese nivel, deja claro que no está en Primera Regional de paseo, está compitiendo a un nivel altísimo, demostrando que puede jugar en superior categoría y una prueba de su compromiso con el club. Sus once goles en tres partidos lo dicen todo», sostiene.
La penúltima incorporación blanquinegra es un especialista en playoffs a las tres categorías de la LFP, pero sobresalen sus ascensos con el Ciudad de Murcia a Segunda y los dos saltos del Gimnàstic de Tarragona desde Segunda B a Primera en tres años. Ha jugado 52 partidos en Segunda y 14 en Primera con el Nàstic, además de superar de largo los 200 en la categoría de bronce. Ha disputado fases de ascenso en casi todos los equipos en los que ha estado, salvo Betis B y Granada 74. Con 16 años ya jugaba en Tercera en el equipo de su pueblo, el Llerenense. De ahí pasó al Sub 19 del Badajoz. Se incorporó junto a Mario Carrizosa con la temporada 1993-94 ya comenzada. Finalizada la campaña siguiente para el Sub 19, Juanma Generelo subió a Marco Ortega, Mario Carrizosa y Sevi para que jugaran la promoción de ascenso a Segunda B con el Badajoz B. Rogelio Palomo le reclutó ese mismo verano para el Cristian Lay (Jerez) donde repitió experiencia con dos playoffs consecutivos. «Fue el año de la retirada de los míticos. Valverde, Job, Sergio Morgado, Pedro Oliva… todos ellos dejaron el fútbol coincidiendo conmigo en Jerez», recuerda. Y añade. «Cuando llegué al Betis con 20 años ya tenía mucho mundo corrido. Llevaba tres playoffs de ascenso». Después cubrió su segunda etapa de las tres que vivió en Jerez, ya en Segunda B, en el comienzo de su periplo en el fútbol profesional que le llevó por el Ciudad de Murcia, Nàstic, Granada 74, Ponferradina, Águilas para regresar a su tierra y, fiel a su costumbre, rubricar dos cierres de campaña con fases de ascenso a la división de bronce de nuevo en el equipo templario y Díter Zafra.
Pero de golpe, Marco Ortega baja a la tierra. En su estreno con el Badajoz le tocó vivir una situación que contrasta con su dilatada carrera deportiva. «Es la realidad de esta historia que estamos viviendo. Nos enfrentamos con equipos humildes en la categoría más baja y hay de todo como campos de tierra. Pero nosotros vamos a los pueblos con mucho orgullo y toda la dignidad del mundo. Demostramos nuestra profesionalidad durante los 90 minutos. Ahí se reflejó el compromiso de estos futbolistas con el club».
Los focos se apagan y de aspirante a Segunda B a jugar en Primera Regional. Un salto estratosférico propio del paracaidista austríaco Félix Baumgartner. «Me lo preguntan mucho que cómo he podido firmar por un equipo en Primera Regional. Yo les digo que no, que he firmado por el Badajoz. Está ahí porque son los pasos que hay que dar. Defendemos un escudo importante y para nosotros es un orgullo. No importa la categoría en la que esté porque es el primer equipo de la región. El Badajoz es el club que más socios tiene con diferencia independientemente de la categoría que sea».
Marco Ortega se encontraba sin equipo y realizó la pretemporada con el Badajoz 1905. «Víctor me planteó la idea de firmar aquí y le pedí unos días. No tenía ofertas interesantes de equipos con objetivos de playoffs. Me gusta competir al máximo y ponerme retos. Mi reto es ascender con el Badajoz y devolverlo a la categoría que merece. Este club está por encima de todos».
Sobre su futuro no se pone metas. «La edad es otro punto que te marca. Yo disfruto con el fútbol, es lo que he hecho toda mi vida. Mientras me encuentre bien seguiré. Sólo pienso en esta temporada, continuar preparándome para seguir al año siguiente sin ponerme un final en el horizonte. Cuando llegue el momento lo dejaré, ya sea tres años, una temporada o tres meses, hasta que el cuerpo aguante».
El central llerenense reconoce que se siente como un canterano que está empezando. «Por las circunstancias que se han dado me siento como un chaval. Ves lo que está sucediendo alrededor, notas la ilusión que tiene la gente. En otros equipos luchas por el contrato del año siguiente, pero este reto lo haces por la afición y el club, para ayudarlo a crecer, que esas raíces fuertes de su antecesor se mantengan y vuelva a brillar. Es una aventura distinta a las demás».